Papel del sistema inmune en el rendimiento deportivo
El sistema inmunitario es el sistema de defensa de nuestro organismo contra cualquier elemento extraño como virus, bacterias y hongos.
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ÚNETE AHORALa restricción de flujo sanguíneo (BFR por sus siglas en inglés [blood flow restriction]) ha ganado una gran popularidad en los últimos años en el campo del entrenamiento y la rehabilitación. La BFR consiste en aplicar presión (normalmente utilizando un manguito inflable) en la parte proximal de los miembros inferiores o superiores para bloquear el retorno venoso sin llegar a bloquear el flujo arterial. Entre otros procesos, la BFR ha mostrado aumentar el estrés metabólico, el cual se ha propuesto como uno de los mecanismos que podrían facilitar la hipertrofia muscular. De hecho, debido posiblemente a un aumento en la acumulación de metabolitos e hidrogeniones, la BFR ha mostrado estimular la liberación de hormonas anabólicas como la hormona del crecimiento o la IGF-1,1,2 así como aumentar la síntesis proteica muscular.3
Como nos comentaba en una reciente entrevista el Dr. Loennekke (uno de los mayores expertos en el tema a nivel internacional), la BFR debe aplicarse teniendo en consideración el manguito que se está utilizando (sobre todo su anchura, ya que cuanto más ancho es el manguito menos presión se necesita para restringir el flujo sanguíneo) y el individuo al que se le aplica el manguito (ya que aquellos con extremidades con una circunferencia más grande tienden a requerir una mayor presión que aquellos con extremidades con una circunferencia más pequeña). No obstante, una forma objetiva de controlar la presión necesaria puede ser hallando la presión de oclusión arterial, es decir, aquella presión mínima que supone la pérdida de flujo arterial completa (cuando deja de haber pulso a nivel distal), y establecer la presión necesaria como un porcentaje de esta presión de oclusión arterial (siendo recomendada normalmente un 40-80% de esta presión). No obstante, cuando no se tiene acceso a herramientas como la ecografía Doppler para medir el pulso arterial, en individuos sanos puede ser suficiente con determinar la presión tratando de conseguir un 7 sobre 10 en una escala de esfuerzo percibido,4 aunque estaríamos perdiendo precisión y se podría reducir la seguridad y eficacia de la intervención.
Debido a su eficacia para promover el anabolismo muscular, la BFR es cada vez más usada en el campo de la rehabilitación para acelerar la recuperación tras una lesión. De hecho, un meta-análisis publicado en la prestigiosa revista British Journal of Sports Medicine que incluyó 20 estudios concluyó que, aunque es menos eficaz que el entrenamiento con cargas altas, la combinación de BFR con ejercicio de baja intensidad es eficaz para aumentar la fuerza muscular en pacientes en rehabilitación (por ejemplo tras una reconstrucción de ligamento cruzado anterior, o en pacientes con osteoartritis).5 Por lo tanto, en pacientes que todavía no pueden levantar cargas muy pesadas o realizar grandes esfuerzos, la BFR puede ser una alternativa valiosa. De hecho, incluso la aplicación de BFR con una elevada presión (~200 mmHg) por sí sola (es decir, sin realizar ejercicio de forma concomitante) ha mostrado ser efectiva en algunos estudios para atenuar la atrofia muscular y la pérdida de fuerza en pacientes inmovilizados tras una operación.6,7 No obstante, siempre que sea posible la BFR debe ser aplicada en combinación con ejercicio. De hecho, un estudio reciente mostró que la BFR es capaz de aumentar la síntesis proteica al aplicarla simultáneamente con ejercicio, pero no cuando se aplicaba en reposo.8 En este sentido, aplicar BFR junto con ejercicio aeróbico a baja intensidad durante 15 minutos ha mostrado ser incluso más beneficioso para aumentar la masa muscular y la fuerza que realizar ejercicio aeróbico sin BFR durante 45 minutos.9 De forma similar, otros autores han observado que la aplicación de BFR de forma simultánea con entrenamiento de fuerza de baja intensidad aporta beneficios parecidos a los aportados por el entrenamiento de fuerza de alta intensidad sin BFR.10 Por lo tanto, la BFR nos permite obtener ganancias similares a las obtenidas al ejercitarnos con cargas altas, pero trabajando con cargas bajas. No obstante, siempre es conveniente realizar una progresión del estímulo, comenzando por la aplicación de BFR en reposo hasta llegar a su combinación con ejercicio de baja o alta intensidad.
Además de sus posibles beneficios para la rehabilitación de lesiones, se ha propuesto que la BFR podría maximizar también los beneficios del entrenamiento en deportistas sanos. De hecho, diferentes meta-análisis muestran que esta estrategia es efectiva para aumentar la masa muscular y la fuerza en la población general.11,12 Por ejemplo, un estudio realizado en jugadores de Rugby mostró que la realización de ejercicio de fuerza (70%RM) con BFR aumentaba las ganancias de fuerza en comparación con el mismo entrenamiento sin BFR.13 Además, otro estudio en individuos entrenados mostró que la realización de sprints al 60-70% de la máxima intensidad en combinación con BFR aportaba mayores beneficios en el rendimiento en sprint, la fuerza y la masa muscular que el mismo entrenamiento sin BFR.14 Por otro lado, estudios recientes muestran que el entrenamiento (pedaleo) con BFR en personas activas mejora el rendimiento, la capacidad anti-oxidante, el metabolismo glucolítico, el flujo sanguíneo y el aporte y la utilización de oxígeno en comparación con el mismo ejercicio sin BFR.15–17 No obstante, la evidencia en deportistas sanos es más escasa que en el campo de la rehabilitación, y por ejemplo un estudio realizado en jugadores semi-profesionales de fútbol australiano observó que la adición de ejercicio de baja intensidad con BFR a un programa de entrenamiento de 5 semanas que ya incluía ejercicio de alta intensidad no aportaba beneficios en el rendimiento en comparación con el mismo ejercicio sin BFR (Scott, 2017).
En resumen, la BFR se muestra como una estrategia efectiva para maximizar las ganancias de masa muscular y fuerza, pudiendo obtener con el ejercicio de baja intensidad beneficios similares a los inducidos con el entrenamiento con cargas superiores sin BFR. Estos resultados son especialmente relevantes en el campo de la rehabilitación, donde no siempre es posible someter a los deportistas a altas cargas. Además, en deportistas sanos la adición de BFR al entrenamiento (ej. durante ejercicios de fuerza o incluso sprint) podría maximizar también los beneficios en comparación con los mismos ejercicios sin BFR, aunque la evidencia al respecto es más escasa.
Pedro L. Valenzuela
Referencias
Un editorial publicado en la revista The Orthopaedic Journal of Sports Medicine —en el que han participado miembros de los servicios médicos del club— propone considerar la arquitectura íntima de la zona afectada, valorar a la matriz extracelular como un actor fundamental en el pronóstico de la lesión.