Entrenar cuando no hay entrenamiento
Imaginar nuestro desempeño en cualquier práctica física ha demostrado ser un complemento estupendo para mejorar nuestro rendimiento deportivo.
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únete ahoraUna de las principales características de los futbolistas de élite es su capacidad para realizar acciones a máxima velocidad. Su importancia es tal que la mayoría de los goles vienen precedidos de sprints. Por ejemplo, un estudio que analizó los goles de la liga alemana de fútbol de la segunda mitad de la temporada 2007/08 vio que el 45% de los goles venían precedidos por un sprint.1 Por lo tanto, la capacidad para generar elevados niveles de potencia de manera efectiva a lo largo de una temporada se convierte en un marcador que puede ayudar a valorar el estado de forma de los jugadores.
De esta manera, cuantificar la máxima potencia que es capaz de producir un deportista en un momento puntual se ha convertido en una herramienta útil que aporta información a los entrenadores a la hora de determinar déficits y valorar planes de trabajo individualizados en función de ello.
En los últimos años, dos test de campo ofrecen de manera simple pero precisa la posibilidad de evaluar el perfil de fuerza-velocidad-potencia (FVP): el test de salto vertical y el test de sprint. El test de salto, a pesar de que se relaciona con habilidades atléticas y es el método más utilizado para valorar la potencia de los miembros inferiores, ofrece una información que es específica de la capacidad de producir fuerza en una dirección vertical. En cambio, si queremos medir el perfil FVP en dirección horizontal, Samozino y colaborares propusieron un test mediante un sprint de 30-60 metros que determina de forma fiable las diferentes variables del perfil FVP (Figura 1).2
Este test puede ayudar a detectar qué componentes del perfil FVP son los que hay que mejorar y realizar una propuesta de trabajo con el objetivo de corregir los déficits específicos. Por ejemplo, tal y como como se puede ver en la figura 2, dos jugadores de rugby han realizado un test de sprint de 30 metros en el que han obtenido valores muy parecidos de potencia y de tiempo de ejecución. Un programa similar para los dos jugadores producirá probablemente adaptaciones sub-óptimas en ambos jugadores. En cambio, si analizamos todos los componentes del perfil, se puede ver que el jugador B debería hacer hincapié en un trabajo de fuerza máxima, mientras que el jugador A presenta una menor eficacia en la aplicación de fuerza a medida que acelera, por lo que el trabajo debería ir enfocado a mejorar el déficit de velocidad4.
Conociendo la importancia de realizar acciones explosivas para el rendimiento, sería recomendable mantener un perfil FVP lo más óptimo posible a lo largo de toda la temporada. En este sentido, un meta-análisis reciente ha demostrado que si se añade al entrenamiento general trabajo específico de fuerza, de pliometría o de velocidad se puede mejorar la velocidad de sprint en mayor medida que si solo se entrenan acciones generales del fútbol.5 Esto resalta la importancia de extender el trabajo específico más allá de la pretemporada, ya que el estímulo del entrenamiento con balón podría no ser suficiente para contrarrestar los efectos de la fatiga acumulada durante la competición sobre el perfil FVP.
En este sentido, conocer cómo varían los diferentes parámetros que determinan el perfil FVP de los diferentes jugadores a lo largo de una temporada podría ayudar a tomar decisiones individualizadas con el fin de mantener un perfil óptimo en los momentos clave de la competición. Recientemente se ha publicado el único estudio que ha analizado cómo oscila en un equipo de fútbol profesional el perfil FVP durante una temporada, incluyendo la pretemporada previa y la posterior. Así, investigadores de prestigio como el Dr. Pedro Jiménez-Reyes y el Dr. Jean-Benoît Morin realizaron el test de sprint (medición con radar) a 21 jugadores de un equipo de la Primera División Española de Fútbol en 6 momentos diferentes: pretemporada, 4 puntos de la temporada y pretemporada siguiente.6
Los resultados mostraron que 3 variables del perfil FVP cambiaron significativamente durante la temporada: fuerza máxima (F0), potencia máxima (Pmax) y el máximo valor del ratio de fuerza (RFpeak). En cambio, no se observaron cambios significativos en las otras 3 variables: velocidad máxima (v0), pendiente fuerza – velocidad (FVslope) y la variable que determina la disminución del ratio de fuerza a medida que incrementa la aceleración (DRF , por sus siglas en inglés, ratio of horizontal-to-resultant force). Como podemos ver en la figura 3, F0, Pmax y RFpeak alcanzaron sus valores máximos durante la mitad de la temporada (puntos 2 y 3), pero descendieron en el tramo final de la temporada. Debido a que F0 y RFpeak son variables que están relacionadas con la máxima capacidad de aceleración, estos resultados sugieren que los futbolistas de élite deberían realizar entrenamientos específicos para mejorar el rendimiento del sprint y evitar así el descenso de las variables relacionadas con la capacidad máxima de aceleración al final de la temporada. Por otro lado, la disminución de F0 es importante no solo desde el punto de vista del rendimiento, sino también porque diferentes estudios han sugerido que su descenso podría estar asociado con un mayor riesgo de lesión de los isquiotibiales.7,8
En resumen, aunque estos datos no son extrapolables a todos los equipos, ofrecen puntos de referencia sobre los que poder trabajar para intentar optimizar el rendimiento en el último tramo de la temporada. Además, ya que el perfil FVP señala aquellos puntos donde el jugador puede tener un déficit, ofrece la posibilidad de implementar propuestas de trabajo de manera individualizada.
BIHUB team
Referencias:
Aunque existen varios estudios al respecto, muchos de ellos han analizado estas demandas abarcando solo unas pocas variables o empleando ventanas de tiempo muy amplias. Un nuevo estudio realizado por preparadores físicos del F.C. Barcelona ha analizado con mayor precisión varios de estos detalles.
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